Es el día marcado en rojo para todos los amantes del fútbol internacional. El arranque de la Premier League es un momento cumbre en cada campaña y nunca decepciona. Es cierto que la gran amenaza que puede romper el litigio entre clasicismo y modernismo está más presente que nunca debido a irrupción de los magnates, pero mientras la pasión, la velocidad en su juego y la ambición siga estando por bandera, cada año tendremos por estas fechas un motivo más para desear que termine el verano.
Además, a diferencia de otras temporadas, es la primera vez que los ingleses saben que tienen la mejor liga del mundo. Así lo refleja el mercado, su facilidad para desenvolverse con las libras y la gran cantidad de refuerzos que han llegado. La economía está saneada, al menos sobre el papel y con dinero, el fútbol actual, es mucho más fácil.
En lo deportivo, Manchester United y Chelsea están un peldaño por encima del resto. Ferguson sabía que debía hacer una plantilla más competitiva y ha cubierto su once de promesas y jugadores con gran futuro, aunque para ello ha dejado la sensación de que olvida su intachable conducta británica, ya que han sido los jugadores como Richardson o Smith, los que lo han pagado.
En cuanto a Mourinho, tiene más presión que nunca y su plantilla es similar a la que tenía, exceptuando algún fichaje menor y la presencia de Malouda, seguro que muy positiva. Necesita volver a ser el dominador y Abramovich le ha puesto como objetivo la Champions.
Por detrás están el Liverpool de Torres, cuyo rendimiento lejos de Anfield será de nuevo su principal obstáculo para poder luchar por el título, y el Arsenal, dolido aún por la marcha de Henry y con una sombra muy larga que sólo Cesc podrá intentar mitigar. Los dos deben dar un paso al frente o trastocar su filosofía de futuro puesto que en la actualidad están un paso por debajo de los dos 'grandes'.
Intentando colarse en esos puestos Champions estará el Tottenham, que ficha siempre bien, pero que se desinfla en partidos clave. Los Spurs se han dejado muchos euros en Darrent Bent o Boateng y Martin Jol debe dar un golpe en la mesa. Con una absoluta incógnita se presentan Bolton, Newcastle, West Ham o Everton, que podrán luchar por la UEFA. Al igual que el renovadísimo Manchester City de Eriksson o el Blackburn de Hugues.
En la zona baja, Wigan, Middlesbrough, Reading o Fulham, intentarán que los recién ascendidos cumplan con lo que se espera, que vuelvan por donde llegaron, algo que suele ser la tónica habitual. Pero este año tanto Derby County como Sunderland (entrenador por Keane) o Birmingham (fichando a Feindouno o Mido), tienen factores para la esperanza.
